Hacía tiempo que no disfrutaba tanto con la cámara, bueno, no es que no me haya divertido últimamente con ella. Como habrás podido ver en los post anteriores no me lo he pasado mal. 😛

Pero salir a fotografiar paisajes es otra cosa. En realidad creo que es mi excusa para respirar el silencio. Suena muy poético pero así lo siento. Verás, la cumbre de Gran Canaria es uno de mis lugares favoritos de la isla. Desde esta zona, que además de ser la más elevada también es la más céntrica, el paisaje que se divisa es impresionante. Así que recurro a menudo a él para encontrar rincones nuevos, donde disfrutar de la naturaleza y de sus olores, de los atardeceres, y también de sus silencios.

Como no, es un sitio perfecto para sentir la insularidad, mirar al horizonte y que el océano se pierda en él. También para sentir la hermandad entre las islas, sin duda las vistas al Teide desde este punto son majestuosas. Y a veces, para presenciar un fenómeno que a mi me cautiva, y es ver como las nubes parecen subir del mar y rodear todo con un manto blanco como de algodón.

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