Antonia y Alejandro querían casarse desde hace ya algún tiempo, pero querían algo especial. Por supuesto pensaron en sus amigos y familia cuando buscaron el sitio ideal para ese gran día, encontraron en Mojácar el lugar donde poder hacer la celebración al aire libre, al atardecer y pisando la arena de la playa.
Si has visto la preboda de unos meses antes, podrás comprobar la complicidad que existe entre ellos dos. Así que todo estaba listo para que fuera una boda llena de momentos emotivos, risas y muy buen ambiente como así fue.
Antonia tenia la decoración de la boda en la cabeza, las flores, una luna para el photocall, los vestidos de sus hijas (que fueron las damas de honor), la música… lo que no esperaba la pareja eran las sorpresas que sus amigos les tenían preparadas, el coche clásico, maestros de ceremonia que pusieron la piel de gallina cantando a capela, “mini” fuegos artificiales… una tarde noche tan especial que nadie hubiera querido que acabase.
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